Ella estaba sentada en la última fila de asientos del colectivo, al lado de la ventanilla, al lado de la puerta. Ella piensa qué va a postear esta noche en su blog, mientras escucha algo de música en su mp3. Tararea esos temas que espantarían a su abuela y mira a través de la ventanilla sin prestar atención a ese flash de imágenes que le muestra el andar del colectivo.
Nota que los cordones de su zapatilla derecha están desatados, por lo cual sus siguientes acciones son: poner el pie derecho con su respectiva zapatilla sobre el caño que está sobre el frente de su asiento, luego tomar con sus manos los cordones y atarlos. En ese momento suena su celular, era su novia que le avisaba que la esperaba en el galpón donde iban a presenciar el ensayo de sus amigos. Para eso todavía le faltaba más de media hora de viaje al otro lado de la ciudad.
Luego de un par de minutos el autobús queda sin asientos libres y sube ella. Se dirige al final, cerca de donde ella estaba sentada. Ella observó detenidamente a la señorita parada, observó cada detalle en su ropa. Vio que tenia puesto un vestido muy delicado, un par de sandalias y que en su mano llevaba algunos cuadernos. Vio que su pelo castaño claro jugueteaba con el viento que le venia de frente por culpa de la ventana abierta. A ella le gustó esa chica.
Ella, que estaba parada y disfrutando de la brisa que le proporcionaba esa tarde de primavera, empieza a observar a su alrededor y la descubre, la ve con ese pantalón chupin negro, con su pelo al tono aunque con unos mechones contrastantes en fucsia y esa remera que la distinguía sutilmente del resto. Lo que más le llamó la atención de ella fueron esos ojos celestes que eran resaltados con tanto delineador y rimel. Le sucedió algo que nunca, se sentía atraída por esa chica que estaba desparramada en el asiento.
Desde su asiento, ella se imaginaba en lugares que nunca estuvo, pero con esa chica que tenia enfrente. Se imaginaba como la acariciaba, desde la punta de sus dedos, pasando por el cuello y luego su mejilla y terminando con sus dedos enredados en el pelo de reflejos dorados. Se imaginaba que la besaba, primero los ojos, después la frente, le siguen las mejillas, hasta que muerde los carnosos labios sabor miel. Siente como se entregan sin ningún problema, como si se conocieran desde siempre. El colectivo frena de repente y ella vuelve a la realidad.
Por otro lado, ella no puede sacarle la vista a la mujer de ojos celestes. Nunca le había pasado eso con una chica. Trata de esquivar su mirada de donde ella estaba sentada, le era imposible. Esos ojos la tienen atrapada y la envuelven en un mundo de fantasía. Un mundo donde solamente se encuentran ellas dos. Un parque donde juguetean, donde tratan de atraparse y se dejan hacerlo. Donde cada encuentro es un beso, una caricia, algo más. Todo ese sueño termina cuando el bus frena de golpe y vuelve a la realidad.
Luego de la sacudida que les dio el frenazo ambas volvieron en si, se miraron y no pudieron evitar sonreírse. Ella se da cuenta que debía bajar, faltaba solo unas cuadras para que llegar a la facultad. Una parada después baja casi hipnotizada por esos ojos que la llevaron a la fantasía y sabe que ha experimentado algo que no va a olvidar.
Mientras tanto, ella desde su asiento la mira descender, la acaricia con la mirada. Ahora deberá seguir viajando, pero sabe que mantendrá el recuerdo permanente de esa mujer que la fascinó.
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