Mi semblante está intacto, ningún músculo de la cara se estremece, ni tiembla, ni da señal de vida. Vos seguís en tu trabajo de dar placer y de obtenerlo. No entendes nada de lo que sucede, cómo es posible que ni siquiera un gemido salga de mi boca y que lo único que te indique que estoy viva son mis movimientos, precisos, yendo al unísono con los tuyos.
Tu cara, se va poniendo pálida de a poco, sólo sobresalen tus labios, rojos de tanto besar, voluptuosos. Tu mirada intenta interrogarme, quiere saber lo que me pasa, pero mis ojos están vacíos, un velo los recubren para no decir la verdad.
La verdad es que me gustas, que esta situación es algo que venía soñando hace mucho tiempo, pero no quiero ilusionarme, tengo miedo que no funcione, que me lastimen... en fín...
Por eso actúo, por eso me convierto en una muerta viva y sólo me dejo llevar.
Y vos, explotas.
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